A propósito del anarquismo y de los detenidos recientemente en nuestra ciudad.

Recientemente se viene manejando desde los medios de comunicación y los comunicados oficiales del gobierno, la idea de que el anarquismo es sinónimo de terrorismo. Esta es una gran mentira y queremos decir algunas cosas al respecto. El anarquismo es una forma de vida que apuesta radicalmente por la libertad. Que desconfía profundamente de cualquier estructura social jerárquica y autoritaria. Que cree en el ser humano y su autodeterminación. Que confía en las personas y su autonomía. El anarquismo es una tendencia política que apuesta por cambiar el mundo, porque rechaza la injusticia, condena la pobreza, es anticapitalista y anti-imperialista. Y contrariamente a lo que dicen hoy acerca de nosotras y nosotros, las anarquistas y los anarquistas somos personas como cualquier otra. Somos profesores/as, artistas, escritoras/es, músicos/as, investigadores/as sociales, estudiantes, docentes universitarios, obreros y obreras, trabajadoras y trabajadores y muchas otras cosas más… Tenemos nuestras familias, nuestros hijos, con o sin pareja, siempre en grupos, comunidades o redes solidarias… los y las anarquistas simplemente creemos que otro mundo es necesario. Esta es la diferencia. Por otro lado, el movimiento social en Bolivia le debe muchísimo al anarquismo histórico. Los primeros intentos serios desde la izquierda, de tener relaciones con el movimiento indígena, fueron por parte de los anarquistas en los años 20. Los primeros sindicatos obreros en este país fueron anarquistas, asociados a la FOL (Federación Obrera Local). El protagonismo de las mujeres dentro de los sindicatos anarquistas, como en la FOF, (la Federación Obrera Femenina) abrió el paso para la reivindicación de sus derechos y la denuncia de sus opresiones en nuestro territorio, siendo fundamentales dirigentes como Petronila Infante. Esta es nuestra herencia, una lucha profunda y constante por la dignidad de las personas, por su derecho a decidir, por su derecho a auto/determinarse, por su derecho a vivir plenamente. Nuestras formas de lucha actualmente son tan diversas, que hasta a nosotras y nosotros nos asombran: desde el activismo cultural, con la organización de conciertos o ferias itinerantes, con la conformación de grupos de punk, de instrumentos folklóricos (sikus por ejemplo) o de teatro, con la publicación de libros (poesía, cuentos, relatos y cómics), la confección de fanzines y artesanías, etc.; el activismo ambientalista, que trata de concientizar sobre el calentamiento global, la contaminación, la deforestación y los efectos nocivos de la modernización sobre nuestro país y el resto del mundo; el activismo feminista, que denuncia las relaciones patriarcales y machistas de nuestra sociedad y de nuestras vidas cotidianas, esta violencia institucionalizada que oprime y mata…; hasta posturas personales como el vegetarianismo, la abstención de consumir productos transnacionales o transgénicos, el anti/consumismo, o nuestra apariencia: desde chamarras de cuero y tachas hasta ponchos y abarcas, pasando por cabellera larga o muy corta, las botas o los chapulines… no hay norma tampoco en esto… Estas acciones distan muchísimo de ser terroristas. No somos terroristas. Somos disidentes. Y eso no es un delito. Ahora el gobierno y sus instrumentos de represión nos detienen y amedrentan, desinforman a la opinión pública y tergiversan los hechos. Creemos que la razón de toda esta impostura es debilitar nuestra esperanza y nuestro movimiento, distraer la atención de problemas más urgentes y generar miedo en la población. Pero sobre todo, creemos que este montaje sirve para encontrar chivos expiatorios que justifiquen la promulgación de una ley anti/terrorista en nuestro país, como lo han hecho ya en Argentina, Venezuela y Chile. Esta ley no haría otra cosa que criminalizar y penalizar cualquier protesta o movimiento social que desentone con el monólogo estatal. Condenamos esta actitud cobarde y autoritaria, y exigimos que cese la ola de detenciones que se viene realizando hasta la fecha. Exigimos un proceso justo y público. Exigimos la liberación de los detenidos. Exigimos que se diga la verdad. COLECTIVO ALMATROSTE

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