Un presupuesto para el Club de París
Hace diez años, salió a la luz un régimen de sobornos en el Senado para sacar adelante leyes de flexibilidad laboral reclamadas por el pulpo Techint. La revelación fue un síntoma de que el gobierno de De la Rúa estaba irrevocablemente condenado -esto debido a la implacable recesión que no lograba revertir. La historia se repite, esta vez en Diputados, cuando no se ha cumplido aún el mes del fallecimiento de Kirchner. ¿Para qué coimear si el gobierno, según la Presidenta, tiene "instrumentos legales" alternativos, como prorrogar el Presupuesto de 2010? Es que el gobierno quiere negociar un pago escalonado de los siete mil millones de dólares de la deuda fraudulenta con el Club de París, lo cual requiere una garantía institucional como lo es el acuerdo con ese gasto por parte del Congreso -en especial, cuando el gobierno ha rechazado la supervisión de las cuentas públicas por parte del FMI. Es precisamente la extorsión que la Presidenta formuló en su último discurso en cadena: